sábado, 15 de octubre de 2011

15. Koh Rung


A la hora acordada nos encontramos en las oficinas de Dive shop. Hemos elegido esta compañía porque los precios no son excesivos y los bungalows no son exclusivos para buceadores.
En una “pickup” nos dirigimos al puerto exterior de Sihanouville para tomar el barco que en unas cuatro horas nos desembarcará en la isla de Koh Rung.
Desde el mar el aspecto es paradisiaco. Una larga isla con una selva que ocupa el centro y numerosas pequeñas playas de arena blanca que separan la línea azulada del mar de la verde selvática. Los pelos se nos erizan de solo pensar el disfrute de los próximos días. La imagen de paraíso se desvirtúa un poco al atracar en el muelle. La pequeña villa marinera está sucia y el plástico es omnipresente. No importa, unos metros más allá el paraíso vuelve a nacer en forma de playa de blanca arena.
El Paradise Bungalows se encuentra al final de la playa principal de la isla. Las cabañas más grandes se hallan en el frente de mar, el resto asciende por una suave pendiente hacia la montaña interior. Son básicos pero mucho más de lo que esperábamos.
La playa reúne todos los tópicos que se puede pedir al trópico. La arena extremadamente fina y blanca pule nuestros pies mientras caminamos por ella. El agua del mar es cálida y cristalina. Los cocoteros se inclinan hacia la playa como queriendo refrescarse en el agua. La paz y tranquilidad reinan. Solo una nota discordante hace incómoda la estancia; la mosca de la arena. Cuando toman la playa es imposible permanecer en ella si uno no quiere ser devorado allí mismo.
El pueblo es una pequeña aldea de casas de madera que se encuentra en el otro extremo de la playa. Un par de negocios repartidos por la costa y una escuela muy básica situada en lo alto de la colina son los únicos edificios reseñables.
La zona central de la isla está tomada por un espeso bosque así que la única opción para andar en circunvalarla  pero no es tarea fácil por las rocas. Andamos un buen rato entre ellas hasta que un trueno nos avisa de la tormenta que se aproxima a la isla. Apenas nos da tiempo a refugiarnos. Tras el aguacero el sol vuelve a caldear el ambiente. Pasamos el resto del día holgazaneando. Necesitábamos un descanso.

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