Nos
despedíamos del valle de Baliem con un excelente sabor de boca. El inicio había
sido duro y la adaptación lenta pero finalmente habíamos disfrutado plenamente.
Nos levantamos perezosos como no queriendo llegar al aeropuerto pero sabíamos
que era inevitable. Tomamos el vuelo de regreso con puntualidad, aunque la
facturación fuera un poco caótica y lenta. Una vez en Sentani nos acercamos
hasta Jayapura para chequear los barcos con dirección Raja Ampat, pero no fue
hasta llegar a la ciudad cuando nos dimos cuenta de que era domingo y las
oficinas de PELNI permanecían cerradas. Nos aconsejaron acercarnos al puerto y
esperar que allí alguien nos informase pero desistimos y regresamos a Sentani
en busca de un vuelo. El billete resulto terriblemente caro, ya que debíamos abonar prácticamente el 75% del
total del precio del billete con destino a Jakarta aunque nosotros nos
bajáramos en Raja Ampat. El resto de la tarde la dedicamos a ducharnos con agua
caliente, una bendición, a afeitarnos y a descansar.