jueves, 22 de noviembre de 2012

22. Banda Besar (Islas Banda. Molucas)



A primera hora tomamos un bote regular que nos lleva hasta el pueblo de Lonthoir en Banda Besar, la mayor isla del archipiélago. Viajamos con Johan que casualmente también va a dejar las Banda el mismo día que nosotros y en el mismo vuelo.
Banda Besar fue históricamente la isla con mayor producción de nuez moscada durante la Compañía Holandesa de las Indias Orientales (VOC). Y aquí aún perdura una de las mayores plantaciones de nuez moscada de las Banda; la plantación Kelly. Pasamos gran parte de la mañana recorriendo la plantación entre senderos pocos marcados, siempre dirección oeste hasta llegar al mar. El paseo de unas dos horas fue muy agradable ya que los frondosos y altos árboles nos ofrecían una sombra muy codiciada y la brisa marina hacía que la temperatura no aumentase. Tuvimos suerte porque al llegar a la costa fuimos a dar con una pequeña cala de arena blanca. 
Descendimos por el acantilado, extendimos las toallas y en calzoncillos nos sumergimos en las poco profundas y tranquilas aguas de la bahía. El día se había ido nublando, eso nos permitió estar en el agua por mayor tiempo. Sentados en el fondo con el agua cubriéndonos hasta el pecho estuvimos hablando sobre lo divino y lo humano mientras observábamos las pequeñas balsas de los lugareños faenar a escasos metros.
Pasado el mediodía y tras comer los dulces que habíamos comprado en el mercado antes de embarcar volvimos al pueblo de Lonthoir. Nos acercamos hasta el fuerte Hollandia, el mayor fuerte, de las islas Banda construido por los holandeses en 1624 para defender el monopolio de las especies pero casi destruido en su totalidad por el tiempo y especialmente por el terremoto de 1743. Pero lo verdaderamente espectacular del fuerte no es su estructura, ni sus muros, sino las espectaculares vistas que se tienen del volcán Api. Mientras disfrutábamos de las vistas a la sombra de los árboles, sacamos decenas de fotos incapaces de evitar querer inmortalizar tan maravilloso escenario.
De nuevo en el pueblo de Lonthoir conocimos a un profesor de escuela que nos invitó a su casa a tomar un café especiado. La casa amplia pero sobria la quería habilitar como “homestay” pero lo cierto es que aún tenía que invertir y cambiar mucho porque no era del todo apta para cualquier turista, más bien era demasiado básica y espartana y más para el precio que pedía. Mientras callejeábamos y los niños nos asaltaban con sus gritos y bromas hicimos un alto en una tienda para comprar nuez moscada y la flor de la nuez. Tras unas duras pero poco fructíferas negociaciones, al menos para nosotros, compramos la nuez moscada.
Lentamente recorrimos la costa norte de la isla, a la sur solo se puede acceder en barco, pasando por los pueblos de Banree, Biao y Walang. Nuestra intención era llegar hasta el otro extremo de la isla pero el tiempo se nos echo encima. Al anochecer la frecuencia de los botes que unen la isla con Neira baja considerablemente así que al final alquilamos uno, 30.000 rupias, para que nos llevara al puerto de Neira. El sol se estaba poniendo y el recorrido en barco de apenas 10 minutos perdurará en nuestra memoria. El cielo se torno de un increíble color rojo mientras el mar en total calma parecía arder. El volcán Api fue extendiendo su sombra a lo largo de toda la bahía, y finalmente su imponente sombra se recortaba sobre un cielo ya oscuro lleno de estrellas. Era nuestro último día en las islas Banda una joya que habíamos descubierto en la siempre fascinante Indonesia.
Ya de noche fuimos al Mutiara para tomar la última cena junto a Johan y el nuevo huésped del hotel, un diplomático holandés que trabajaba en la embajada de Jakarta. Abba nos dio los billetes de avión que le habíamos encargado para el día siguiente. Curiosamente el precio era inferior al de un camarote de primera clase para el mismo trayecto pero en un barco PELNI. Nos despedimos de Abba y le deseamos suerte en su nueva ampliación del negocio que estaba proyectando en un magnífico edificio colonial en el centro de la ciudad. Si todo iba bien en apenas un par de años el hotel de lujo estaría abierto. Ojalá tuviera suerte pues se lo merecía.

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