Decidimos
ir a la playa de Difur, una de las playas más populares de la isla sobre todo
los fines de semana. Los lugareños nos han hablado muy bien de ella y siendo
día laborable esperamos poder disfrutar de ella en soledad. Tomamos uno de los
constantes bemos (2.000rupias) que unen las dos ciudades y nos bajamos en el
mercado Masrun. Justo al lado esta la parada de bemos. En la explanada
principal no hay ninguno que vaya a
Dulah, el pueblo más cercano a la playa, y como tarda mucho nos decidimos por
ir en ojek (20.000/pax) y quedamos con ellos para que nos vayan a recoger a las
4 de la tarde (25.000/pax), ya que al no ser fin de semana el transporte hasta
allí es muy limitado y no queremos quedarnos atascados. Nada más llegar un lugareño
se nos acerca con un ticket: 10.000 rupias. No entendemos la razón pero en
cualquier caso ni vamos a dejar motos ni vamos a usar las casetas así que nos
hacemos los orejas. Ella insiste pero nosotros pasamos y finalmente se va. La
playa de Difur no es muy bonita. Tiene numerosas casetas para los domingos
cuando los lugareños acuden en masa para pasar el día, y éste sea posiblemente
la razón de su éxito y popularidad pero cuando sube la marea apenas queda
playa. Y bañarse es casi imposible pues para que cubra más allá de las rodillas
uno casi tiene que ir hasta Australia. Paseamos por la diminuta aldea que hay
al lado. Un par de barcos de pesca hundidos nos dan juego para unas cuantas fotos.
Nos bañamos, o mejor dicho nos salpicamos y leemos. A la hora convenida llagan
los moteros. No tienen prisa por volver, al fin y al cabo ellos ya tienen el
día hecho y posiblemente la semana ya que nos han cobrado el doble que a un
lugareño. Se fuman un cigarrito a la sombra. Volvemos pero poco antes de llegar
a Tual comienza a llover. Al principio no son más que tímidas gotas pero a
escasos metros del mercado la lluvia es torrencial. No estuvimos más de un
minuto bajo la lluvia pero fue más que suficiente para terminar empapados hasta
los huesos. Creo que nunca antes me había llovido tan abundantemente era como
si nos tiraran baldes de agua desde las alturas.
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