Son las 9
de la mañana cuando entre la bruma comenzamos a divisar las primeras islas de
Banda. Nos acercamos a estribor, la brisa azota nuestra cara y nos sentimos
como navegantes de la época de los descubrimientos llegando a nuestro ansiado
destino. Atrás no dejábamos semanas de penurias, enfermedades, sed y hambre
como en el siglo XVI, pero sí llegamos a conectar con ese sentimiento de
aquellos marineros que día tras día veían la muerte más cerca en las aguas de
mar abierto, y tan solo deseaban llegar a su destino. La entrada en las islas
Banda la recordaremos por mucho tiempo. El gran barco surcaba un mar en calma
mientras nos acercábamos al siempre impresionante Gunnung Api cuyo cráter
parecía una enorme boca dispuesta a engullirnos. El intenso verde de las islas
contrastaba con el azul turquesa del mar. Las primeras aves se acercaban al
barco y planeando nos escoltaban hasta Banda Neira. Dejando el volcán a
estribor entrábamos en la diminuta bahía que hay entre Pulau Gunnung Api y
Pulau Neira. Apenas 200m separan ambas islas. A babor el pequeño pueblo de
Banda Neira se nos presentaba de forma mágica levantada sobre pilares de madera
y con llamativos colores pastel. El pequeño pueblo se asomaba a la orilla para
recibirnos. A nuestro alrededor los barcos pesqueros salían a faenar mientras
sus tripulantes se afanaban en hacer las últimas reparaciones de las redes
antes de echarlas al mar. Conforme nos acercamos al puerto la sombra de Gunnung
Api nos va dominando. El volcán nos oculta el sol y para poder ver la cumbre
tenemos que levantar la cabeza casi perpendicularmente. Nos sentimos enanos
ante este gigante de
casi 700m. Con una precisión milimétrica el barco maniobra para atracar. Un solo fallo supone que el barco o bien arrase con los muelles o bien quede encallado en la orilla del volcán. Si esto era solo el comienzo de nuestra llegada a las islas Banda no queríamos ni imaginarnos la fantástica semana que nos esperaba. Una vez en tierra Gortxu se da cuenta que le han robado la tarjeta de crédito. Mandamos un sms a Zoraida desde el teléfono del dueño del hotel donde nos alojamos, pero estamos intranquilos así que vamos al hotel Mutiara ( el único con acceso a internet) para anular la tarjeta pero las isla lleva cuatro días sin luz y no nos podemos conectar. Tomamos unas ojek para que nos lleven al teléfono publico TelCom pero como s Viernes de oración está cerrado. Volvemos al Mutiara y desde allí intentamos llamar con el teléfono de Antonio pero no podemos. El dueño del hotel enciende el generador y mandamos un correo electrónico a Zoraida y Alex. No nos preocupa que los ladrones puedan hacer uso de la tarjeta pues sabemos que o bien desembarcaron en Banda Neira con nosotros o bien siguen navegando en el barco y embaos casos es imposible que usen la tarjeta.
casi 700m. Con una precisión milimétrica el barco maniobra para atracar. Un solo fallo supone que el barco o bien arrase con los muelles o bien quede encallado en la orilla del volcán. Si esto era solo el comienzo de nuestra llegada a las islas Banda no queríamos ni imaginarnos la fantástica semana que nos esperaba. Una vez en tierra Gortxu se da cuenta que le han robado la tarjeta de crédito. Mandamos un sms a Zoraida desde el teléfono del dueño del hotel donde nos alojamos, pero estamos intranquilos así que vamos al hotel Mutiara ( el único con acceso a internet) para anular la tarjeta pero las isla lleva cuatro días sin luz y no nos podemos conectar. Tomamos unas ojek para que nos lleven al teléfono publico TelCom pero como s Viernes de oración está cerrado. Volvemos al Mutiara y desde allí intentamos llamar con el teléfono de Antonio pero no podemos. El dueño del hotel enciende el generador y mandamos un correo electrónico a Zoraida y Alex. No nos preocupa que los ladrones puedan hacer uso de la tarjeta pues sabemos que o bien desembarcaron en Banda Neira con nosotros o bien siguen navegando en el barco y embaos casos es imposible que usen la tarjeta.
El resto de
la tarde la dedicamos a pasear por el pueblo de Bandaneira.
La historia
de las Molucas está irremediablemente unida al clavo y a la nuez moscada en
particular. Concretamente la nuez moscada era un fruto que sólo crecía en un
lugar en el mundo; en las islas Banda. La nuez moscada es el fruto procedente
del árbol moscata, su uso se conoce desde época romana donde parece que se
empleaba en ceremonias religiosas como incienso. En el siglo VI llega a la
corte bizantina a través de las rutas de comercio beduinas y es conocida como
"moskhos", procedente del término árabe "mesk", que da
origen al nombre actual. En la Alta Edad Media (siglo XI) empezó a
comercializarse, introduciéndola los árabes en Europa a través de la ruta de
las especias con las Indias Orientales, extendiendo rápidamente su uso entre
las clases más pudientes.
Así, en 1190 las calles de Roma se perfumaron con incienso de nuez moscada durante la ceremonia de coronación de Enrique VI (emperador del Sacro Imperio Romano Germánico) y aparecen referencias en Bizancio, la Toscana o la Roma renacentista, donde el César Borgia la compraba en grandes cantidades para usarla molida. Dos hechos propiciaron que se incrementara el comercio de todas las especias y el dominio de la comercialización por parte de Portugal: el descubrimiento portugués de las Islas de las Especias (principales productoras de la nuez moscada común) en el siglo XV y la firma del Tratado de Tordesillas que otorgaba a Portugal la explotación de cualquier territorio descubierto al oeste de Cabo Verde (a esta última circunstancia se unió la posterior venta de los derechos españoles sobre los descubrimientos de zonas especieras y el acuerdo con el sultán de Ternate).
Así, en 1190 las calles de Roma se perfumaron con incienso de nuez moscada durante la ceremonia de coronación de Enrique VI (emperador del Sacro Imperio Romano Germánico) y aparecen referencias en Bizancio, la Toscana o la Roma renacentista, donde el César Borgia la compraba en grandes cantidades para usarla molida. Dos hechos propiciaron que se incrementara el comercio de todas las especias y el dominio de la comercialización por parte de Portugal: el descubrimiento portugués de las Islas de las Especias (principales productoras de la nuez moscada común) en el siglo XV y la firma del Tratado de Tordesillas que otorgaba a Portugal la explotación de cualquier territorio descubierto al oeste de Cabo Verde (a esta última circunstancia se unió la posterior venta de los derechos españoles sobre los descubrimientos de zonas especieras y el acuerdo con el sultán de Ternate).
Así los
intereses comerciales rivales entre las ciudades italianas por las especias
provocaron y en parte financiaron una carrera marítima entre los lusitanos y
los españoles; los primeros, por el océano Índico y los segundos, por el
Atlántico. Los lusitanos ganaron un primer triunfo en 1497 cuando Vasco de Gama
logró llegar a la India por vía marítima alrededor de África austral. En Calicut
(La India) llenó sus barcos con clavo, pimienta y nuez moscada. Al regreso, la venta
de la preciosa mercancía dejó la enorme ganancia neta. En febrero de 1502 el
mismo marino de nuevo se puso a la vela hacia las Indias orientales. Incitados
por los éxitos de los portugueses los reyes Fernando e Isabel llamaron
nuevamente a Colón y le equiparon su cuarta expedición en un nuevo intento de
llegar antes que el lusitano a las islas productoras de las especias, pero las tierras de América Central le
bloquearon el camino. En aquella etapa América significaba un obstáculo para la
ruta a la Especiería. Mientras tanto la corona de Portugal se enriqueció por el
negocio de las especias conquistando los mercados europeos. En 1503 una flota
lusitana llevó por primera vez especias a Amberes y en enero del año siguiente
cinco navíos portugueses descargaron en Inglaterra 380 toneladas de pimienta y
especias traídas de Calicut. A pesar de la muerte de la reina Isabel, en 1504,
seguían los empeños castellanos para llegar a las islas de la Especiería. En
las Cortes de Toro en 1505 se preparó una nueva expedición ya que tanto el rey
Fernando como los comerciantes sevillanos tuvieron un vivo interés en seguir
con una empresa que prometía ganancias mucho más importantes que el poco oro
que llegaba de las islas del Caribe. Pero el continente americano seguía siendo
una barrera infranqueable para continuar hacia el oeste. No fue hasta 1513
cuando Núñez de Balboa cruzó el istmo panameño y por primera vez miró las aguas
del otro océano. De esta manera
se demostró
que sólo una distancia mínima separaba los dos mares en Centroamérica. La
noticia llegó a España en el año siguiente y causó honda impresión en la Corte,
pero los esfuerzos castellanos para encontrar la ruta a las Molucas fueron
interrumpidos por el fallecimiento del rey Fernando en 1516.
El cardenal Cisneros asumió la regencia y su interés por evangelizar a los “salvajes” de América relegó el interés por las Molucas y, en consecuencia, cesó cualquier apoyo real a la empresa de las especias. Portugal, mientras tanto, seguía aprovechando el lucrativo comercio. Así fue ampliando sus posesiones en Asia. En 1510 conquistó Goa y en al año siguiente se apoderó de Malaca (hoy en Malasia), el gran centro receptor de los productos de la región sudoriental de Asia, adonde llegaron la pimienta, el clavo y la nuez moscada provenientes directamente de las Molucas. De esta manera Portugal controlaba la distribución de las especias, pero todavía no su producción. Las expediciones siguientes debían tratar de llegar a la fuente de la valiosa mercancía.
El cardenal Cisneros asumió la regencia y su interés por evangelizar a los “salvajes” de América relegó el interés por las Molucas y, en consecuencia, cesó cualquier apoyo real a la empresa de las especias. Portugal, mientras tanto, seguía aprovechando el lucrativo comercio. Así fue ampliando sus posesiones en Asia. En 1510 conquistó Goa y en al año siguiente se apoderó de Malaca (hoy en Malasia), el gran centro receptor de los productos de la región sudoriental de Asia, adonde llegaron la pimienta, el clavo y la nuez moscada provenientes directamente de las Molucas. De esta manera Portugal controlaba la distribución de las especias, pero todavía no su producción. Las expediciones siguientes debían tratar de llegar a la fuente de la valiosa mercancía.
Navegaba
por aquellos rumbos, al servicio de la corona lusitana, el marino Fernando de
Magallanes. No había llegado a las Molucas, pero era buen conocedor de aquella
región. Respecto a la cuestión de si las Molucas, según el Tratado de
Tordesillas, correspondían a Portugal o a Castilla, hubo diversas opiniones ya
que el contrameridiano de la línea de demarcación no había sido fijado con
exactitud. Además, las Molucas formaban un archipiélago de varias islas, así
que era muy posible que algunas estuvieran ubicadas en el lado portugués y
otras en el castellano. Magallanes se dejó convencer por mercaderes burgaleses,
que luchaban por conservar el poder mercantil ante los cada vez más poderosos
mercaderes de Sevilla que aumentaban su influencia por el comercio con América,
de que las islas en disputa se situaban en el lado castellano; así que abandonó
el servicio de los portugueses y entró en el de los castellanos. La entrada del
capital burgalés en la contienda por las especias se realizó al momento del
cambio de gobierno español. Con el ascenso de Carlos I al trono se dio un
marcado viraje en los sectores mercantiles de España porque junto con el
Habsburgo entraron los intereses de sus opulentos banqueros tradicionales
financieros de esta dinastía, que además no tardaron en asociarse con los
burgaleses. Así surgió un poderoso contrapeso a los sevillanos que pronto produjo
efectos políticos en ultramar.
El nuevo rey se interesó desde el principio por el negocio de las especias ¡Qué mejor remedio para conseguir fondos para las arcas siempre vacías del estado! En febrero de 1518, Magallanes se presentó en Valladolid, él conocía la ubicación de las Molucas así que con el apoyo real partió de Sevilla hacia el sudoeste con la intención de pasar por el extremo sur del continente americano al otro océano y luego tomar rumbo hacia las Molucas. Cuatro años más tarde, en 1522, uno de los cinco navíos de Magallanes, cuya expedición había circunnavegado el globo terráqueo, regresó a España capitaneado por Elcano y demostró que la travesía a las islas de las Especierías por la ruta occidental era factible.49 Sólo la venta del clavo proporcionó ganancias enormes. Pero la ruta seguida por Magallanes era demasiado larga , así que se puso el foco en América como puerto intermedio. Una vez que se constató que en Centroamérica no existía una conexión entre los dos mares, Nueva España (actual Méjico) ganó relevancia en la ruta española hacia las Molucas. Pero esta ruta de las especias española nunca se consumó. El emperador Carlos V necesitaba fondos para cubrir los gastos de su viaje a Italia que mucho le importaba porque deseaba sobre todo forzar al Papa, a celebrar un concilio para restablecer la unidad entre los cristianos. Después de su coronación imperial, Carlos partiría hacia Alemania para presidir la Dieta en Augsburgo. Todo ello requería grandes sumas de dinero que únicamente podían conseguirse del rey de Portugal. Por esta razón Carlos le vendió el derecho de navegar a las Molucas.
El nuevo rey se interesó desde el principio por el negocio de las especias ¡Qué mejor remedio para conseguir fondos para las arcas siempre vacías del estado! En febrero de 1518, Magallanes se presentó en Valladolid, él conocía la ubicación de las Molucas así que con el apoyo real partió de Sevilla hacia el sudoeste con la intención de pasar por el extremo sur del continente americano al otro océano y luego tomar rumbo hacia las Molucas. Cuatro años más tarde, en 1522, uno de los cinco navíos de Magallanes, cuya expedición había circunnavegado el globo terráqueo, regresó a España capitaneado por Elcano y demostró que la travesía a las islas de las Especierías por la ruta occidental era factible.49 Sólo la venta del clavo proporcionó ganancias enormes. Pero la ruta seguida por Magallanes era demasiado larga , así que se puso el foco en América como puerto intermedio. Una vez que se constató que en Centroamérica no existía una conexión entre los dos mares, Nueva España (actual Méjico) ganó relevancia en la ruta española hacia las Molucas. Pero esta ruta de las especias española nunca se consumó. El emperador Carlos V necesitaba fondos para cubrir los gastos de su viaje a Italia que mucho le importaba porque deseaba sobre todo forzar al Papa, a celebrar un concilio para restablecer la unidad entre los cristianos. Después de su coronación imperial, Carlos partiría hacia Alemania para presidir la Dieta en Augsburgo. Todo ello requería grandes sumas de dinero que únicamente podían conseguirse del rey de Portugal. Por esta razón Carlos le vendió el derecho de navegar a las Molucas.
Las Molucas
seguirían bajo dominio portugués hasta fines del siglo XVI. Sin embargo en el
siglo XVII sus comerciantes, que habían mantenido en secreto la localización de
estas islas, empezaron a contratar navegantes holandeses para realizar la
peligrosa ruta, circunstancia que aprovecharon los centroeuropeos para hacerse
con el control del mercado de la nuez moscada, expulsando a sus antiguos
colonizadores de las ricas islas. Ámsterdam se convirtió desde entonces en el
principal puerto especiero para la nuez moscada controlando los mercados a su
antojo como prueba la quema en 1760 de almacenes repletos de este fruto con el
fin de evitar la caída de los precios o el intento fallido de restringir a sólo
dos islas la producción del árbol moscada.
Pero
finalmente el árbol de la nuez moscada se distribuyó por el mundo encontrándose
entras zonas dónde el árbol florecía y daba frutos sin problemas. Esto terminó
con el monopolio de la nuez moscada. Actualmente su cultivo se encuentra repartido
por diferentes zonas templadas del globo, con el Caribe, India e Indonesia
(Islas Molucas) a la cabeza.
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