El nombre
del archipiélago de Raja Ampat significa “Cuatro Reyes” en honor a las
principales cuatro islas: Misool, Salawati, Batanta, y Waigeo. Con una
superficie de unos 46.000 km2, pero sólo 6.000 km2 de tierra alrededor del 85%
de la superficie es océano, mientras que el resto, es un grupo de islas de
coral: aproximadamente 610 islas. De estos cientos de islas, sólo 35 están
habitadas por pueblos indígenas. El archipiélago no sólo está considerado como
el mayor parque marino en Indonesia, también tiene el de mayor riqueza de vida
marina del mundo.
Raja Ampat
está ubicada en el centro de una gran área conocida como “El Triangulo de
Coral” que abarca Indonesia, Malasia, Papua Nueva Guinea, Filipinas, Islas
Salomón y Timor Oriental, y que contiene casi el 30 por ciento de los arrecifes
del mundo y más de 3.000 especies de peces. Dentro de esta concentración de
vida, Raja Ampat es el epicentro de esta riqueza. De hecho, según un informe de
The Nature Conservancy cerca de 75% de
las especies marinas del mundo viven en este maravilloso archipiélago. El
descubrimiento de esta riqueza empezó a principios de los años 90. Poco a poco
ha ido adquiriendo mayor repercusión dentro del mundo científico y de los
amantes del buceo, a tal punto que entre los 2001 y 2002 el famoso científico
Gerry Allen experto Ictiólogo de Australia desarrolló un estudio de la riqueza
bajo el mar en las aguas de Raja Ampat. Los resultados de este estudio
demuestran que los arrecifes tienen la mayor riqueza de vida marina en el
mundo. Según National Geographic, esta región tiene por lo menos 1300 especies
de peces, 600 especies de coral, así como 700 especies de moluscos, por no
mencionar los diferentes tipos de tortugas, algas y medusas.
Estas aguas
son un universo de coral con enormes corrientes y mareas que bañan los
arrecifes en un guiso sin fin de plancton. La posición de estas islas (entre el
océano Pacifico e Indico), junto con las corrientes y el clima tropical se ha
traducido en la biodiversidad más rica del planeta. Su geomorfología forma
diversos hábitats para la evolución las especies: bancos de arena, montículos
submarinos, solitarias playas de arena, acantilados que se levantan de 500 a
900 metros de alto, bosques de manglar, y una verde vegetación en armonía con
el agua de color turquesa alrededor de las islas. El buceo en estas islas es
irresistible. El agua es cristalina y el clima es como un verano sin fin. Con
estas premisas iniciábamos nuestro día de buceo.
Tal y como
habíamos acordado llegamos al Dive Center a las 9 de la mañana. Nos comenta el
“manager” que el divemaster habitual está de boda en Sorong pero que vamos con
un buceador del equipo de rescate. La razón de que este Centro de Buceo ofrezca
unas tarifas ajustadas en comparación con el resto de “resort” es que su
inmersiones se realizan en zonas cercanas lo que les ahorra un gasto
considerable en gasolina. Así que buceamos en una isla cercana.
La inmersión
organizativamente es un desastre. No hay explicación previa a la inmersión, nos
sumergimos en una zona de coral muerta y tenemos que bucear durante 10 minutos
para llegar al arrecife vivo, no tienen en cuenta las corrientes y no nos
beneficiamos de ellas. El divemaster no lleva computador. Bajamos hasta 33m
(cuando nosotros legalmente solo nos podemos sumergir hasta los 18m) y hacemos
una descompresión a ojo porque cuando salimos a la superficie el divemaster es
incapaz de decirnos cuanto tiempo hemos estado en el fondo. Menos mal que la
vida marina compensan tanta desidia y mal hacer. Descansamos en la playa de una
isla que está habitada por una importante colonia de gigantescos murciélagos de
la fruta. Hacemos la segunda inmersión, nos fijamos más en los tiempos y en la
profundidad y definitivamente comprobamos que no hacemos correctamente la
inmersión. ¡¡¡Menos mal que al final solo vamos a hacer dos inmersiones!!!.
Volvemos a
Resort. Una vez allí nos invitan a comer, porque increíblemente la comida no está
incluida en el buceo, y nos dicen que al día siguiente una pareja de alemanes
va a bucear en el Manta Point y que si queremos apuntarnos nosotros solo
pagaríamos el buceo, ellos correrían con las 650.000 rupias que vale el bote,
por supuesto nos piden que seamos discretos con los alemanes. Le decimos que sí,
pero que no vamos a pagar más de 350.000 por inmersión y no los 450.000 que es
lo que él nos pide. Al final acepta pues es dinero que va a ganar íntegramente ya
que vayamos o no vayamos los gastos van a ser casi los mismos. Para nosotros es
un negocio redondo, hemos conseguido las 4 inmersiones por 450.000 cada una y
además buceamos en el Manta Point sin tener que pagar el plus de gasolina. Lo
sentimos por los alemanes….bueno no mucho.
Una vez
cerrado el trato y acordada la hora salimos a la carretera y a los pocos
minutos nos recoge un camión que nos deja en la ciudad a cambio de un poco de
conversación y un par de cigarros. Nunca antes habíamos sacado tanto partido a
un paquete de cigarrillos como en este viaje.