A la mañana
nos acercamos hasta el centro de buceo para ver si podíamos realizar una
inmersión pero la barca estaba completa. Volvimos al hotel y nos sentamos en la
veranda que mira a la isla Banda Besar, nos tomaríamos el día con calma. Desde
que hemos llegado a la isla no hemos dejado de hacer actividades y hoy nos
parece el día perfecto para dejarse querer y no hacer nada más que estar, que
ya es bastante.
Leímos
durante gran parte de la mañana mientras veíamos el ir y venir de las barcas
por la bahía. La bajamar dejaba al descubierto un fondo marino con más basura
de la deseada. Pero incluso con estos inconvenientes el paisaje era abrumador.
Al mediodía
el sol cae como un plomo sobre Bandaneira, no hay ni la más ligera brisa.
Gortxu quiere cortase el pelo así que acudimos al mercado local en busca de un
peluquería, pero la única que encontramos abierta no dispone de máquina
eléctrica. Paseamos por el mercado de pescado que está casi vacío, ya se sabe
que para comprar pescado hay que madrugar. De vuelta al hotel nos encontramos
con Gonzalo que venía de dar una vuelta por el pueblo. Como el único sitio del
pueblo donde es posible tomar cerveza es en el Mutiara vamos hacia allí.
Hablamos de nuestras impresiones sobre las Islas Banda, las encontramos
magníficas. Al poco rato llega Johan de su paseo y se une a nosotros. El calor
es importante y hace que nos peguemos como lapas a nuestros asientos. Para
completar el grupo un pequeño loro de color rojo sube a la mesa y chuperretea
con su larga lengua nuestras latas de sprite. Se trata de una de las mascotas
de la casa. Tiene 10 años y pueden vivir hasta los 40.
Al
atardecer, cuando el sol deja de castigar con su calor, salimos del Mutiara y
damos un agradable paseo por el pueblo. Banda Neira es bastante pequeño, llano
y muy manejable. A pesar de su pequeño tamaño y de encontrarnos en mitad de la
nada, medio perdidos en el mar lo cierto es que este pueblo tiene una
importante e interesante historia.
Cuando a
principios del siglo XVI los portugueses llegaron a las Banda el capitán García
intentó construir un fuerte en Pulau Neira ya que se dio cuenta de que desde
ella se dominaba el resto de las islas, y con un par de cañones
bienposicionados se podía hacer frente a cualquier intento de invasión. Pero los
lugareños no los recibieron bien y el intento de García de construir un fuerte
fracasó. Los portugueses no se quisieron liar, posiblemente sus fuerzas tampoco
se lo permitieron, así que prefirieron seguir comprando la nuez moscada y el
clavo en el mercado de Malaca. Los holandeses siguieron a los portugueses en
Banda, pero iban a tener una presencia dominante y mucho más dura. Las
relaciones entre la comunidad de Banda y los holandeses nunca fueron buenas y
mutuamente se reprochaban engaños y abusos. Así los holandeses se quejaban
amargamente de que los lugareños les estafaban con el peso y la calidad de la
nuez moscada y éstos a su vez se quejaban de que los objetos que los holandeses
traían a las islas para negociar no eran los que ellos querían. Prefería
negociar con los comerciantes javaneses, árabes, indios y portugueses que les
ofertaban elementos indispensables como cuchillos de acero, cobre, medicamentos
y preciada china de porcelana; no como los holandeses que sólo traían prendas
de lana y productos manufacturados no deseados.
Por mucho
que los holandeses no le gustaba tratar con los bandaneses, la operación era
una muy rentable, pues las especias se vendían en Europa a un precio
trescientas veces superior al pagado en las Banda, aunque hemos de decir que el
coste y riesgo de envíos de barco a las Banda justificaba este precio. Los
holandeses pronto vieron que uniéndose todos en una compañía no solo
aumentarían sus beneficios sino que también disminuirían sus costes de
explotación y sus riesgos, se creó así en 1602 la Compañía Holandesa de las
Indias Orientales, que recibió el monopolio del comercio con las Indias
Orientales desde el Estado-General de la República Holandesa.
Hasta
principios del siglo XVII, las Bandas estaban gobernados por un grupo de
ciudadanos líderes, el orang kaya (literalmente "hombres ricos"),
cada uno de ellos era un jefe de distrito. Estos jefes locales fueron
persuadidos (o engañados) por los holandeses para firmar un tratado que
otorgaba el monopolio holandés sobre las compras de especias. A pesar de que
los bandaneses tenía poco conocimiento de la importancia del tratado conocido
como "El Pacto Eterno", ni que todos los líderes lo habían firmado,
su incumplimiento fue el pretexto para que las tropas holandesas entraran en
las islas con el fin de defender su monopolio. Los bandaneses pronto se cansaron
de las acciones holandesas, los bajos precios, los productos comerciales
inútiles, y el cumplimiento de los derechos exclusivos holandeses a la compra
de las codiciadas especias. El final de las buenas relaciones llegó en 1609,
cuando los holandeses reforzaron Fort Nassau en la isla de Banda Neira. El
orang kaya convocó a una reunión al almirante holandés y cuarenta de sus
hombres de más alto rango. Los emboscó y los mató todos. La respuesta por parte
de los holandeses no se hizo esperar.
Mientras
que la actividad portuguesa y española en la región se había debilitado, el inglés
había construido puestos comerciales fortificados en la pequeña Ai y Run islas,
a diez y a veinte kilómetros de las principales islas de Banda. Con los
británicos pagando los precios más altos, se fue minando considerablemente los objetivos
holandeses de un monopolio. Así las tensiones holandesa-británica aumentaron en
1611 y los holandeses construyeron la mayor y más estratégica fortificación de
las islas Banda, Fort Belgica, encima Fort Nassau.
En 1615,
los holandeses invadieron Ai con 900 hombres con que los británicos se. Esa
misma noche, los británicos lanzaron un contra-ataque sorpresa contra Ai,
retomando la isla y matando a 200 holandeses. Un año más tarde, una fuerza
mucho más fuerte holandesa atacó Ai. Esta vez, los defensores fueron capaces de
mantener a raya el ataque con fuego de cañón, pero después de un mes de sitio se
quedaron sin munición y los holandeses masacraron la isla y levantaron el Fort
Revenge.
El recién
nombrado VOC gobernador general Jan Pieterszoon Coen, muy enfadado porque los bandaneses
habían negociado a espaldas de la VOC la venta de especias a los ingleses, se empecinó
en hacer cumplir el monopolio holandés
sobre el comercio de las especias de las Banda. En 1621 soldados bien armados
desembarcaron en la isla de Bandaneira y en los días siguientes ocuparon la
vecina y más grande Lontar perpetrando el genocidio contra los bandaneses. Coen,
decidido a que el negocio de las especias ya no estuviera nunca más en manos de
los lugareños, acudió a Batavia, actual Jakarta, y anunció que la VOC aceptaría
solicitudes para la concesión de tierras en las islas Banda. A los solicitantes
holandeses se les concedería esclavos pero tenía que instalarse permanentemente
en las islas para producir las especias a precios fijos. A éstos se les conoció
como “perkeniers” de la palabra holandesa “perk” (tierra). Se establecieron así
unas 70 plantaciones en Banda Besar y Ai. Los orang kaya fueron obligados a
punta de pistola a firmar este tratado y a aceptar a los nuevos colonos. Con el
fin de mantener el orden Coen fijó un destacamento militar permanente en la
zona. Pero Coen no estaba satisfecho y para asegurar la zona también se encargó
de denunciar una supuesta violación del tratado y justificar así la presencia
de mercenarios japoneses que atraparon a 40 líderes locales que decapitaron y
empalaron sus cabezas en lanzas de bambú, mostrándolas públicamente (hecho que
luego se representa en la danza de Cakalele).
La población de las Islas Banda antes de la conquista holandesa se
estima era de en 13,000-15,000 personas, tras estos hechos apenas quedaron mil
bandaneses que además fueron empleados como esclavos en las plantaciones.
La obsesión
de Coen por el control de la nuez moscada dio un paso más cuando se propuso que
el árbol de la nuez solo existiese en las plantaciones holandesas de las islas
de Banda Besar y Ai, así que quemó y destruyó todos los árboles de nuez moscada
que existían en el resto de las islas. Quería tener el control absoluto sobre
la nuez moscada. Pero no lo consiguió y plantas de la nuez moscada fueron
llevadas a otras partes del globo donde también germinaron acabando así con el
monopolio de la nuez moscada.
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