domingo, 25 de noviembre de 2012

25. Kebun Balawan (Kawah Ijen. Java)



No teníamos previsto viaja a Ijen así vamos un poco sobre la marcha. Después del desayuno en el hotel tomamos un rickshaw que nos lleva hasta la estación de bemos de la ciudad que está a apenas un kilómetro. Estamos seguros de que se celebra algún tipo de festividad pues por la calle vemos mucha gente engalanada e incluso una marcha de decenas de personas, yo diría que miles, que andando se diriguen en masa a algún sitio. Pero no somos capaces de averiguar lo que pasa. Esperamos cerca de una hora en la estación a que la furgoneta se llene lo suficiente como para que inicie el viaje. No vamos excesivamente apretados para lo que es habitual en estas latitudes.
La meseta de Ijen se encuentra en el Parque Nacional de Baluran y fue en un momento un cráter activo gigantesco de 134 km2, tan grande como la ciudad de Sevilla. Hoy en día es un tranquilo volcán activo y el paisaje está dominado por los conos volcánicos del Ijen y el Merapi, ambos de más de 2000m, en el extremo nordeste de la meseta; y el Raung de más de 3.000m en el extremos sudoeste. Gran parte de la zona occidental está cubierta de plantaciones de café, junto ocn bosques exuberantes, y hay pocos asentamientos. A esta zona es donde nos dirigimos desde Bondowoso. La ascensión a la meseta se hace paulatinamente pero rápidamente la temperatura se hace mucho más tolerable. El paisaje por donde discurre la carretera entre bosques espesos es bello. Parte de la carretera está siendo arreglada porque las frecuentes y torrenciales lluvias suelen dejarla maltrecha. Pasamos un punto de control, para el acceso a la zona cafetera, donde supuestamente hay que registrarse pero nadie nos da el alto. 
Llegamos así a Sempol el principal pueblo de esa zona de la meseta. El pueblo parece medio vacío y a primera vista no vemos ningún transporte que nos pueda llevar hasta la plantación de café Kebun Balawan. Junto a nosotros también se han bajado una failia javanesa de tres miembros. Nos sentamos en el café que está en la explanada donde nos ha dejado la furgoneta. Ellos también vienen con la intención de visitar el volcán Ijen pero quiere alojarse en el puesto de control de Pos Paltuding, donde hay unas cabañas muy básicas a precio económico. Ellos solo disponen de dos días así que deben alojarse lo más cerca posible del cráter, además de más barato. Nos invitan al café cosa que agradecemos. Los cinco nos levantamos y seguimos la carretera principal en busca de algún transporte. Ellos buscan algún camión que suba hasta Pos Paltuding porque el transporte privado les resulta muy caro. Les aconsejan que esperen en la carretera pacientemente que seguro que en algún momento pasa algún camión transportando lugareños  los cafetales. No en vano el café de Java, tanto en variedades arábica como robusta, se produce en esta zona, además de cacao, clavo y caucho. Nosotros finalmente negociamos el precio de sendas motos. La negociación es rápida porque ajustan el precio desde el principio, y nosotros por principios lo bajamos un poco. Así que nos despedimos de la familia javanesa y subidos a las motos nos dirigimos al Catimore Homestay, que está a 6km de Sempol. El viaje no es para nada cómodo, la carretera tiene fuertes subidas y bajas que se hacen muy incómodas con el peso de la mochila a la espalda, además el asfalto en la mayor parte de las zonas brilla por su ausencia y tenemos que finarnos de la pericia de los conductores, hartos de conducir por esa zona, pero en algún que otro momento nos llevamos algún pequeño susto.
El alojamiento tuvo vivió mejores tiempo pero es más que suficiente. Poseen una preciosa y enorme casa colonial que está pidiendo a gritos una reforma. Es una pena, porque sus habitaciones son las que peor calidad-precio tienen. Así que nos decantamos por unas pequeñas y espartanas habitaciones construidas en un alargado edificio anexo mucho más económicas. Las instalaciones se completan con un gran comedor al aire libre pero cubierto, una piscina y otra pequeña piscina termal que abren a partir de las seis de la tarde. Negociamos el precio a la baja ya que nos vamos a quedar dos noches cuando lo habitual casi por el 100% de los viajeros es quedarse tan solo una noche. Cogemos el alojamiento con pensión completa porque sabemos que por las inmediaciones no hay ningún restaurante, además el precio es bastante ajustado aunque la calidad no sea para echar cohetes.
Aún nos queda toda la tarde así que damos una vuelta por los alrededores de la plantación. Paseamos por el cercano pueblo de Kebun Balawan constituido en su totalidad por las casas de los trabajadores de la plantación, la escuela y una iglesia. Llegamos fácilmente a una cascada que nos sirven para tomar unas fotos y evitar el calor del día. El río es pequeño pero caudaloso y cae con fuerza hasta lo profundo de una garganta de aspecto jurásico que desciende valle abajo. La zona es agardable de pasear y especialmente solitaria. Visitamos también unas pseudocuevas cercanas, no muy interesantes pero suficientes como para pasar la tarde. Ya de vuelta al hotel hacemos un alto en el “spa” del pueblo. Por la módica cantidad de 2000rupias tienes derecho al disfrute de sus instalaciones; una piscina dos piscinas termales gemelas de 5x3m y un básico restaurante-cafetería Como el resto de la zona vivió tiempos mejores y hoy en día las instalaciones están algo abandonadas pero eso n es óbice para que esté lleno de lugareños bañándose. Las dos piscinas se alimentan de una cercana fuente termal cuyas aguas salen a 60º. 
La primera poza posee el agua más caliente, posiblemente unos 45º y entrar en ella es todo un sacrificio aunque una vez dentro es muy agradable, al menos los 5 minutos que aguantas antes de que te baje la tensión demasiado. Le segunda piscina es más templada pues la mezclan con las aguas provenientes del río cercano. Lo dicho, las instalaciones son básicas pero es muy agradable estar allí y más cuando al anochecer los lugareños se   marchan y nos quedamos solos.
Volvemos al hotel renovados. Cuando llegamos hay numerosos todoterrenos de las excursiones que hacen la ruta Bromo-Ijen. No es para nosotros, pero dan ambiente al hotel que hasta entonces había estado totalmente vacío. Cenamos temprano como el resto de huéspedes porque debemos levantarnos temprano. Quizás si hubiésemos negociado con los jeep hubiéramos conseguido un buen precio para subir al volcán pero eso nos hubiera obligado a tener que acatar sus horarios y bien sabemos que a nosotros nos gusta disfrutas de las cosas a nuestro ritmo, así que finalmente solicitamos los servicios del hotel. Como prácticamente no hay muchas opciones el precio de la excursión a Ijen ha subido considerablemente en los últimos años, y sabiendo que no hay competencia, al menos en la plantación, no conseguimos que nos bajen el precio. Finalmente pagamos 100.000 rupias cada uno por el transporte en moto al Ijen, ida y vuelta.
Hacía años, desde nuesra primera visita a Indonesia en 2008 que teníamos ganas de visitar este magnífico volcán así que con ilusión os fuimos a la cama.

No hay comentarios:

Publicar un comentario