No teníamos
previsto viaja a Ijen así vamos un poco sobre la marcha. Después del desayuno
en el hotel tomamos un rickshaw que nos lleva hasta la estación de bemos de la
ciudad que está a apenas un kilómetro. Estamos seguros de que se celebra algún
tipo de festividad pues por la calle vemos mucha gente engalanada e incluso una
marcha de decenas de personas, yo diría que miles, que andando se diriguen en
masa a algún sitio. Pero no somos capaces de averiguar lo que pasa. Esperamos
cerca de una hora en la estación a que la furgoneta se llene lo suficiente como
para que inicie el viaje. No vamos excesivamente apretados para lo que es
habitual en estas latitudes.
La meseta
de Ijen se encuentra en el Parque Nacional de Baluran y fue en un momento un
cráter activo gigantesco de 134 km2, tan grande como la ciudad de Sevilla. Hoy
en día es un tranquilo volcán activo y el paisaje está dominado por los conos
volcánicos del Ijen y el Merapi, ambos de más de 2000m, en el extremo nordeste
de la meseta; y el Raung de más de 3.000m en el extremos sudoeste. Gran parte
de la zona occidental está cubierta de plantaciones de café, junto ocn bosques
exuberantes, y hay pocos asentamientos. A esta zona es donde nos dirigimos
desde Bondowoso. La ascensión a la meseta se hace paulatinamente pero
rápidamente la temperatura se hace mucho más tolerable. El paisaje por donde
discurre la carretera entre bosques espesos es bello. Parte de la carretera
está siendo arreglada porque las frecuentes y torrenciales lluvias suelen
dejarla maltrecha. Pasamos un punto de control, para el acceso a la zona
cafetera, donde supuestamente hay que registrarse pero nadie nos da el alto.
Llegamos así a Sempol el principal pueblo de esa zona de la meseta. El pueblo parece medio vacío y a primera vista no vemos ningún transporte que nos pueda llevar hasta la plantación de café Kebun Balawan. Junto a nosotros también se han bajado una failia javanesa de tres miembros. Nos sentamos en el café que está en la explanada donde nos ha dejado la furgoneta. Ellos también vienen con la intención de visitar el volcán Ijen pero quiere alojarse en el puesto de control de Pos Paltuding, donde hay unas cabañas muy básicas a precio económico. Ellos solo disponen de dos días así que deben alojarse lo más cerca posible del cráter, además de más barato. Nos invitan al café cosa que agradecemos. Los cinco nos levantamos y seguimos la carretera principal en busca de algún transporte. Ellos buscan algún camión que suba hasta Pos Paltuding porque el transporte privado les resulta muy caro. Les aconsejan que esperen en la carretera pacientemente que seguro que en algún momento pasa algún camión transportando lugareños los cafetales. No en vano el café de Java, tanto en variedades arábica como robusta, se produce en esta zona, además de cacao, clavo y caucho. Nosotros finalmente negociamos el precio de sendas motos. La negociación es rápida porque ajustan el precio desde el principio, y nosotros por principios lo bajamos un poco. Así que nos despedimos de la familia javanesa y subidos a las motos nos dirigimos al Catimore Homestay, que está a 6km de Sempol. El viaje no es para nada cómodo, la carretera tiene fuertes subidas y bajas que se hacen muy incómodas con el peso de la mochila a la espalda, además el asfalto en la mayor parte de las zonas brilla por su ausencia y tenemos que finarnos de la pericia de los conductores, hartos de conducir por esa zona, pero en algún que otro momento nos llevamos algún pequeño susto.
Llegamos así a Sempol el principal pueblo de esa zona de la meseta. El pueblo parece medio vacío y a primera vista no vemos ningún transporte que nos pueda llevar hasta la plantación de café Kebun Balawan. Junto a nosotros también se han bajado una failia javanesa de tres miembros. Nos sentamos en el café que está en la explanada donde nos ha dejado la furgoneta. Ellos también vienen con la intención de visitar el volcán Ijen pero quiere alojarse en el puesto de control de Pos Paltuding, donde hay unas cabañas muy básicas a precio económico. Ellos solo disponen de dos días así que deben alojarse lo más cerca posible del cráter, además de más barato. Nos invitan al café cosa que agradecemos. Los cinco nos levantamos y seguimos la carretera principal en busca de algún transporte. Ellos buscan algún camión que suba hasta Pos Paltuding porque el transporte privado les resulta muy caro. Les aconsejan que esperen en la carretera pacientemente que seguro que en algún momento pasa algún camión transportando lugareños los cafetales. No en vano el café de Java, tanto en variedades arábica como robusta, se produce en esta zona, además de cacao, clavo y caucho. Nosotros finalmente negociamos el precio de sendas motos. La negociación es rápida porque ajustan el precio desde el principio, y nosotros por principios lo bajamos un poco. Así que nos despedimos de la familia javanesa y subidos a las motos nos dirigimos al Catimore Homestay, que está a 6km de Sempol. El viaje no es para nada cómodo, la carretera tiene fuertes subidas y bajas que se hacen muy incómodas con el peso de la mochila a la espalda, además el asfalto en la mayor parte de las zonas brilla por su ausencia y tenemos que finarnos de la pericia de los conductores, hartos de conducir por esa zona, pero en algún que otro momento nos llevamos algún pequeño susto.
El
alojamiento tuvo vivió mejores tiempo pero es más que suficiente. Poseen una
preciosa y enorme casa colonial que está pidiendo a gritos una reforma. Es una
pena, porque sus habitaciones son las que peor calidad-precio tienen. Así que
nos decantamos por unas pequeñas y espartanas habitaciones construidas en un
alargado edificio anexo mucho más económicas. Las instalaciones se completan
con un gran comedor al aire libre pero cubierto, una piscina y otra pequeña
piscina termal que abren a partir de las seis de la tarde. Negociamos el precio
a la baja ya que nos vamos a quedar dos noches cuando lo habitual casi por el
100% de los viajeros es quedarse tan solo una noche. Cogemos el alojamiento con
pensión completa porque sabemos que por las inmediaciones no hay ningún
restaurante, además el precio es bastante ajustado aunque la calidad no sea
para echar cohetes.
Aún nos
queda toda la tarde así que damos una vuelta por los alrededores de la
plantación. Paseamos por el cercano pueblo de Kebun Balawan constituido en su
totalidad por las casas de los trabajadores de la plantación, la escuela y una
iglesia. Llegamos fácilmente a una cascada que nos sirven para tomar unas fotos
y evitar el calor del día. El río es pequeño pero caudaloso y cae con fuerza
hasta lo profundo de una garganta de aspecto jurásico que desciende valle
abajo. La zona es agardable de pasear y especialmente solitaria. Visitamos
también unas pseudocuevas cercanas, no muy interesantes pero suficientes como
para pasar la tarde. Ya de vuelta al hotel hacemos un alto en el “spa” del
pueblo. Por la módica cantidad de 2000rupias tienes derecho al disfrute de sus
instalaciones; una piscina dos piscinas termales gemelas de 5x3m y un básico
restaurante-cafetería Como el resto de la zona vivió tiempos mejores y hoy en
día las instalaciones están algo abandonadas pero eso n es óbice para que esté
lleno de lugareños bañándose. Las dos piscinas se alimentan de una cercana fuente
termal cuyas aguas salen a 60º.
La primera poza posee el agua más caliente, posiblemente unos 45º y entrar en ella es todo un sacrificio aunque una vez dentro es muy agradable, al menos los 5 minutos que aguantas antes de que te baje la tensión demasiado. Le segunda piscina es más templada pues la mezclan con las aguas provenientes del río cercano. Lo dicho, las instalaciones son básicas pero es muy agradable estar allí y más cuando al anochecer los lugareños se marchan y nos quedamos solos.
La primera poza posee el agua más caliente, posiblemente unos 45º y entrar en ella es todo un sacrificio aunque una vez dentro es muy agradable, al menos los 5 minutos que aguantas antes de que te baje la tensión demasiado. Le segunda piscina es más templada pues la mezclan con las aguas provenientes del río cercano. Lo dicho, las instalaciones son básicas pero es muy agradable estar allí y más cuando al anochecer los lugareños se marchan y nos quedamos solos.
Volvemos al
hotel renovados. Cuando llegamos hay numerosos todoterrenos de las excursiones
que hacen la ruta Bromo-Ijen. No es para nosotros, pero dan ambiente al hotel
que hasta entonces había estado totalmente vacío. Cenamos temprano como el
resto de huéspedes porque debemos levantarnos temprano. Quizás si hubiésemos
negociado con los jeep hubiéramos conseguido un buen precio para subir al
volcán pero eso nos hubiera obligado a tener que acatar sus horarios y bien
sabemos que a nosotros nos gusta disfrutas de las cosas a nuestro ritmo, así
que finalmente solicitamos los servicios del hotel. Como prácticamente no hay
muchas opciones el precio de la excursión a Ijen ha subido considerablemente en
los últimos años, y sabiendo que no hay competencia, al menos en la plantación,
no conseguimos que nos bajen el precio. Finalmente pagamos 100.000 rupias cada
uno por el transporte en moto al Ijen, ida y vuelta.
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