martes, 27 de noviembre de 2012

27. Kawah Ijen- Permuteran (Bali)



Día de transición. A las 5 de la mañana el autobús que pasa por delante de la plantación camino de Bondowoso no lo hace. Aprovechamos que ha llegado una camioneta con sacos de cemento para ofertarle que nos baje. A pesar de pagarle 30.000 rupias cada uno terminamos haciendo el viaje en la parte trasera de la pickup, mientras, sus dos amigos que estaban cazando en las montañas, y que había recogido de paso, van tan cómodamente sentados. A veces somos tontos. Es cierto que era incomodo y algo sucio, por el cemento, pero también es ella mejor forma de ver el paisaje y disfrutar del aire libre. Quizás no seamos tan tontos
Nos bajamos en el cruce entre la carretera que sube a Bondowoso y la que une por la costa Probolingo con Situbondo. Esperamos a que pase un autobús hacia Situbondo. No tarde mucho en pasar uno. Allí tomamos otro a Banyuwangi, la ciudad más cercana de Java a la isla de Bali, nuestro destino.Aunque es un poco lioso los locales nos ayudan constantemente guiándonos. En poco más de dos horas estamos en un ferry camino de la isla de Bali. Mientras esperamos a que el ferry salga vemos a unos chavales con un original modo de ganarse la vida. Desde el agua y pertrechados con unas gafas de buceo y aletas, alientan a los pasajeros a que les lancen monedas que ellos muy habilidosos atrapan en el agua sumergiéndose. Una vez el barco enciende motores ellos se retiran.
Atravesamos el estrecho que separa ambas islas, el camino es lento porque el ir y venir de barcos es intenso y eso nos obliga a esperar turno para entrar en puerto. Ya estamos en Bali. En la estación de autobuses de Gilimanuk tomamos un bakso calentito que nos calma el hambre, y esperamos a que salga el autobús hacia Singaraja.
Desde que estamos en Java hemos notado el aumento del precio en los transportes pero una vez en Bali éste se dispara así como todo lo demás, está claro que la inflación que trae al turismo es importante, por no hablar de la que nos imponen los lugareños por el hecho de ser turistas. Nosotros nos bajamos en Permuteran y encontramos una fantástica villa con piscina privada por 350.000; el paraíso. No nos creemos la suerte que hemos tenido con el alojamiento.

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