Junto con
los madrileños y el resto de huéspedes del Mutiara organizamos una excursión la
isla de Hatta. A primera hora de la mañana tras el desayuno nos dirigimos todos
junto al puerto. El pueblo de Banda Neira es muy pequeño pero sus estrechas
calles y sus bajas casa algunas aún de la época colonial la dan un aire de
tranquilidad y accesibilidad muy agradable. Nos subimos todos a la lancha y al
abrigo del Gunnung Api zarpamos rumbo a la isla de Hatta. Bordeamos la alargada
isla de Banda Besar y rebasamos su extremo norte, dejando a babor las isla
Banana que visitaríamos a la vuelta.
La isla de
Hatta, conocida en la época colonial como Rozengain, nunca tuvo nuez moscada, Así que pasó
desapercibida durante la época colonial. Actualmente hay dos pequeños pueblos
sin ningún tipo de instalación turística. Frente al pequeño de Lama se
encuentra uno de los mejores puntos de buceo no sólo de las islas Banda sino
también de Indonesia, y eso es decir mucho.
Llegamos
con la marea baja lo que significaba que el afloramiento de coral estaba apenas
a 20 cm de la superficie. La claridad del agua era espectacular, literalmente
parecía que el bote flotaba sobre el coral. Todos sin excepción nos quedamos
sin respiración cuando nos asomamos por la borda de la barca. Sin la necesidad
de sumergirnos veíamos la pared de coral prácticamente vertical, con una
alucinante cantidad de coral y de peces. ¡Podíamos ver el fondo arenoso de donde surgía el afloramiento a mas de 30m
de profundidad sin necesidad tan siquiera de sumergirnos!. Nunca antes habíamos
visto unas aguas tan cristalinas como aquellas. Como locos saltamos a tierra y
casi sin pausa nos sumergimos en las aguasa más de claras que jamás habíamos
visto. El sol y la escasa profundidad hacía resaltar todos los colores del
coral. Grandes bancos de peces a diferentes alturas nadaban alegremente al lado
de la pared. Miráramos a donde miráramos siempre veíamos un banco de peces, ya
fueran barracudas, snapper, trompet fish, tigger fish, peces ángel, peces
mariposa, peces loro, enormes peces napoleón o peces unicornio…aquello parecía
un acuario
Durante
varias horas nadamos arrecife arriba arrecife abajo disfrutando de la vida
marina, y hubiésemos estado más tiempo si el frío no nos hubiese obligado a
salir.
Comimos a
la sombra en la playa y después nos volvimos a sumergir en las aguas. Pero la
pleamar había traído también corrientes más fuertes así que pasamos menos
tiempo en el agua.
Ya de
regreso a Banda Neira hicimos un alto en la isla Banana, pero una vez estado en
el paraíso aquella inmersión pasó con más pena que gloria. Eso sí nos sirvió
para ver un par de falsas serpientes de coral…o eran verdaderas? Y una tortuga
despistada.
Agotados
regresamos a puerto. Nosotros nos fuimos a nuestro hotel a ducharnos y quedamos
con el resto para cenar en el Mutiara.
Ya en las
islas Kei nos dijeron: “En las Banda alojaros en el Delfika 2 pero cenar en el
Mutiara” y fue un consejo muy sabio. Las cenas del Mutiara eran sencillamente
espectaculares y las mejores que hemos comido nunca en Indonesia. El precio era
algo alto para los estándares indonesios, 75.000 rupias, pero la verdad es que
tras la cena dabas por bien empleado ese dinero. La mujer de Abba, el dueño del
Mutiara, era una excelente cocinera. Eso unido a los productos de primerísima
calidad de la isla hacía que las cenas fueran toda una experiencia. Tras la
cena las sobremesas se alargaban más de lo que los dueños deseaban pero tras el
atracón y con una cerveza en la mano nadie quería marcharse a la cama. El pobre
Abba más de una noche se desesperó pero lo cierto es que el ambiente que se
creó esos días en el Mutiara fue excepcional y algo que recordaremos junto con
el resto de maravillas de las islas Banda.
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