Hoy es
Domingo y la playa está tomada por lugareños. Desde primera hora de la mañana
han ido llegando bemos cargadas de familias, grupos de escolares, amigos….que
han ido tomando posesión de los templetes que están a la sombra de las palmeras
y árboles. Juegan, ríen, corren, comen, ponen la música de los bemos a tope…una
escena que podría ser similar a otras que se desarrollan en cualquier parte del
mundo los días de asueto. Al igual que en otros países de Asia la gran mayoría
de la gente no es muy ducha en el bello deporte de la natación, así que se
sumergen en las tranquilas aguas de la playa haciéndose acompañar de cámaras de
ruedas de camión hinchadas. Estos flotadores les ayudan no solo a divertirse
sino también a asegurarse que no se ahogan.
Incluso en
la playa podía verse las diferentes culturas de la isla. Los lugareños
musulmanes se bañan vestidos completamente y en general, especialmente cuanto
mayores son, con segregación racial. Los cristianos en su gran mayoría dejan
atrás sus ropas, especialmente los hombres, y la distinción de sexos lo marcan
más las filias y las fobias. Son los lugareños autóctonos los que, digamos
desde un punto de vista europea, más liberales son. Usan bañadores y la
discriminación racial brilla por su ausencia. Pero como en todos los lados
cuecen habas, la cultura kei no se libra de su lado oscuro.
Así los isleños de Kei deben casarse con miembros de su misma casta, que son tres, a saber los “melmel” (casta superior), los “renren” (casta media) y los “iri” (casta inferior). Los renren son los más numerosos así que el buscar pareja no suele ser un problema. Todo lo contrario ocurre en los melmel y en sus siervos los iri ya que son relativamente pocos. Para rizar más el rizo, al igual que en el resto de las Molucas, en las Kei a un sistema, llamado pela, que empareja a las aldeas en una familia virtual de tal forma que en época de escasez puedan ayudarse los unos a los otros. Casar entre miembros de una misma pela está prohibido. Y si los pobres chavales, por fin, consiguen encontrar pareja deben superar un último obstáculo; la dote, que consiste en un carísimo minicañón, supuestamente original de la época colonial portuguesa, que se usa en la ceremonia de casamiento. Este minicañón o “lela” es carísimo y hay quien cree que los herreros de Banda Eli los fabrican nuevos, simulando ser viejos, a cambio de ingentes cantidades de dinero….¡y luego decimos que en Euskadi es difícil ligar!,
Así los isleños de Kei deben casarse con miembros de su misma casta, que son tres, a saber los “melmel” (casta superior), los “renren” (casta media) y los “iri” (casta inferior). Los renren son los más numerosos así que el buscar pareja no suele ser un problema. Todo lo contrario ocurre en los melmel y en sus siervos los iri ya que son relativamente pocos. Para rizar más el rizo, al igual que en el resto de las Molucas, en las Kei a un sistema, llamado pela, que empareja a las aldeas en una familia virtual de tal forma que en época de escasez puedan ayudarse los unos a los otros. Casar entre miembros de una misma pela está prohibido. Y si los pobres chavales, por fin, consiguen encontrar pareja deben superar un último obstáculo; la dote, que consiste en un carísimo minicañón, supuestamente original de la época colonial portuguesa, que se usa en la ceremonia de casamiento. Este minicañón o “lela” es carísimo y hay quien cree que los herreros de Banda Eli los fabrican nuevos, simulando ser viejos, a cambio de ingentes cantidades de dinero….¡y luego decimos que en Euskadi es difícil ligar!,
Nosotros
estamos en la esquina de la playa y casi nos enteramos del bullicio pero
sabemos que vamos a tener vetado la entrada a la zona central de la playa. Y no
porque los lugareños no quieran que vayamos, pues de seguro seríamos muy bien
recibidos, sino porque no soportaríamos estar rodeados de tanto chiquillo
escandaloso y sobretodo viendo como se dedican a ensuciar la playa y al
maltratar a los animales. Cultural, sí, pero insoportable para nosotros.
Al mediodía
mientras descansamos del intenso sol en nuestro porche viendo un capítulo de
Aida se acercan unos adolescentes y se ponen a ver con nosotros la serie, sin
ningún pudor, mientras ojean nuestros libros que están en la mesa. Al cabo de
15 minutos se aburren y se van.
Al
atardecer los niños y las niñas pertenecientes a un grupo “scout”, o similar,
por separados, comienzan a hacer ejercicios militares del tipo flexiones,
desfile, marcha militar y demás….no coment!
Antes de
que anochezca la plaga abandona la playa. Sobre la arena quedan todos los
desperdicios en forma de latas y vasos de plástico que los niños del pueblo
recogen con rapidez para reciclarlos y sacarse algo de dinero. Mientras
paseamos por la orilla también quedan los restos de alguna que otra estrella de
mar torturada o cangrejos desorientados, salvamos a los que podemos.
Como todas
las noches disfrutamos de la deliciosa comida de Ketty y de no una menos
entretenida tertulia multicultural. Había momentos en que alrededor de la mesas
se podían escuchar hasta 7 idiomas distintos, aunque la mayor parte del tiempo
se hablaba en inglés.
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